¿Cuál Plan Nacional de Competitividad Turística?

El término “competitividad” está de moda. Tanto en nuestras tierras como en el extranjero, esta competitividad se ha convertido en una lucha por la obtención de beneficios. Empresas, ciudades y naciones competitivas… Esta intención de generar competitividad ha despertado a los políticos de turno con el fin de mover y buscar dinero en actividades promovidas autocráticamente.

El denominado “Plan Nacional de Competitividad Turística”, presentado por la Secretaría de Turismo en un acto con la presencia del Presidente Leonel Fernández, es una señal más de esto.

No es que obviemos el aumento de la cantidad de visitantes ni los ingresos que estos generan al Estado. No, estos datos son actualizados mensualmente por el Banco Central en su sitio web y se asumen religiosamente como ciertos. Sin embargo, la realidad sobre este Plan es que sólo está en la cabeza del Secretario. Los proyectos prometidos en las distintas provincias y regiones pueden o no realizarse, pero la jerarquía sobre dónde hacer primero no se establece.

Sin el consenso necesario para la verdadera realización de un Plan Nacional, las acciones principales sugeridas –la mayor parte de la inversión– se dirigen a Bávaro, Punta Cana y Samaná, donde el mismo Secretario tiene fuertes inversiones y donde se está saturando el ambiente.

Para las provincias menos desarrolladas (Costa Sur, abarcando Azua, Barahona y Pedernales) lo propuesto es aumentar las exoneraciones, cuando es posible restringir las existentes a dichos polos.

Otra idea disparada fue llevar la regeneración de playas a una decena de sitios, a pesar de que no hubo participación (ni en la redacción de documento alguno ni en la presentación realizada) por parte de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales ni de las comunidades receptoras y donantes de arena [y a pesar de los rumores de beneficios oscuros].

El sector privado –sin dudar– muestra su apoyo abierto a la actual gestión, ya que el turismo vive una época de oro con pocas restricciones, y en las zonas desarrolladas existen pocas organizaciones medioambientales que no estén vinculadas a grandes proyectos.
Ahora bien, ¿qué tipo de Plan Nacional es ese? ¿Quiénes lo conocen y dónde se consigue, compra o baja? Este “Plan” imaginario son visiones, emociones e intereses, pero no una gestión estratégica y participativa. Y, siendo así, es imposible que las comunidades, las ciudades, las provincias y la nación puedan ser sinceramente competitivas.
Tulio Mateo

Comentarios

Anónimo dijo…
Resulta increíblemente inverosímil como los planes nacionales siempre se quedan en la cabeza o en la gaveta de alguien. El Estado nunca se ha embarcado en una transformación real, las intenciones siempre se quedan en intenciones y es lamentable como vemos que nuestro país, la tierra en que vivimos, se deteriora por falta de una gestión eficiente,basada en resultados tangibles y no en el relativo y supuesto crecimiento de la economía que tanto pregona el Banco Central. NT

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