El caso Shangi


El año pasado cuando llegué al continente salvaje trabajé en el proyecto de la escuela primaria de Shangi, una escuela de 25 aulas afectada por un terremoto. Mi trabajo dio paso a la licitación y vió comenzar la construcción en Noviembre. El contrato establecía que los trabajos durarían 4 meses. En ese tiempo los niños estarían en unas aulas hechas de lonas plásticas.

Esta semana hice la tercera visita al sitio en dos meses y los trabajos están más detenidos que un muerto debajo de la tierra. Los edificios ya comienzan a parecer ruinas en sí mismos. Bueno, tal vez no tanto pero después de tres meses sin hacer una mueca no es igual que durante el hormiguero normal de una obra en construcción.

Vale decir que mi responsabilidad en ese momento era la de ver comenzar los trabajos y después me tocó salir del país. Cuando me regresé mis responsabilidades eran y son otras muy diferentes y Shangi quedó en manos de mi supervisor. El panita, creo yo, es el responsable del maravilloso retraso porque no ha coordinado ni una visita técnica oficial desde quien sabe cuando, en un proyecto de 300,000 usd.

Pero no importa, como estoy en la región llevo dos días haciendo visitas y llamando al Ministerio de Educación, al contratista y al Secretario Ejecutivo del Ayuntamiento para ver cuál es el maldito problema. En el entretiempo sé que mi supervisor (y léanlo en americano porque aquí en la oficina se habla inglés) evaluará un pasado período mío con un desempeño de 70 o 60%, cuando en el más grande proyecto a su cargo lleva 5 meses sin organizar una visita.

En la ruta de este último viaje hice una parada en la escuela de lonas y estaba vacía porque unas semanas atrás empezaron las vacaciones. No entiendo el año escolar todavía pero la imagen deja ver lo bastardo del sitio. ¿Imagínense hacer el cuarto de primaria bajo esas lonas o pasarse un año usando esas latrinas de plástico?

Me da rabia. Cualquiera envía un email a los jefes preguntando abiertamente quién es el responsable. Pero ya sé, después me dicen que somos un equipo.

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