La Plaza de la Cultura de Santo Domingo

Paseo peatonal

Estos días me ha dado recordar la Feria del Libro. Puede que sea por el tiempo que ha pasado desde que un libro en español cayó en mi mano. Pero creo que más que simplemente eso, lo que me teletransporta es el espacio que la aloja en los últimos años y las sensaciones allí vividas.

La Plaza de la Cultura es un espacio abierto hacia lo interno, como si automeditara por siempre...

Museo del Hombre Dominicano

Después del ajetreo de la Feria del Libro y la venta temporal de matatiempos, los días pasan y el pasto reverdece. La primera tanda de la Cinemateca llega mientras uno se pasea bajo las caobas; los conciertos en el Cinema Café suceden entre la tranquilidad del entorno. Fue un recurrente refugio vespertino y nocturno.

Con un registro de visitas desde cuando la Pinki actuaba en el Teatro Nacional hasta las visitas al MAM y la Cinemateca, la Plaza dejó su valor marcado en mi. Es tan personalmente histórica como el Parque Mirador Sur, donde aprendí a montar bici.

Paraboloide y MAM

Recuerdo el misterioso Museo de Historia Dominicana, los artículos del tirano y los disfraces de carnaval. Recuerdo grafías en los baños y los niños correr sobre el paraboloide en los campamentos de verano…

Sala de arte dominicano

La Plaza de la Cultura es un hito, que empuja al bien, a la educación y la cultura. Un espacio de paz, que espero no sea afectado por decisiones incorrectas, flujos de mercado o influencia.

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