La lluvia un día de obra: gajes del oficio

La lluvia puede ser buena para una cosecha, pero un día de obra puede convertirse en el peor “enemigo natural”.
Un vehículo, sea tuyo, el de tus colegas, el que iba a tomar fotos, o incluso el del transporte de material, va a hundirse entre agua y tierra. Y liberarlo será una tarea bastante difícil. Dos o tres horas necesitarás para sacarlo.


Cuando se termina el trabajo, el pulido del piso a cielo abierto por ejemplo, da rabia mirar al horizonte y ver que la lluvia se acerca a hacer una visita.



La tormenta pasó y te diste tu baño en el agua de lluvia. Usaste tu capa plástica? No? Pues por más jengibre u otras pócimas que tomes, vas a terminar con un resfriado.
Aunque finalmente los trabajos salgan bien, hablar de lluvia en una obra de construcción es como alentar y enfrentarse cara a cara con la Ley de Murphy.


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