Aprendiendo a pensar y actuar como una isla y no dos

Foto: Logic Manager
La frontera entre la República Dominicana y Haití es un rompecabezas político.  Siempre lo ha sido, y es que no es fácil planificar a través de las fronteras.  Incluso entre estados donde se habla el mismo idioma es difícil, imaginemos el reto que vivimos en este caso.

No obstante, las cuestiones clave tanto fuera como en nuestra isla son dos:

  1. El ámbito de los problemas trasciende la jurisdicción de las instituciones públicas y privadas del espacio.
  2. Los afectados por esos problemas tienen intereses independientes y no tienen el poder suficiente para tratarlos por sí solos.

Estas observaciones no son nuevas, pero últimamente se han visto más claras por los casos de los huevos y pollos, y en nueva versión con los plásticos (de lo que hablaré más adelante).

Para dar frente a esas cuestiones clave mencionadas antes, en los últimos años las acciones de respuesta han sido básicamente dos:

  1. Crear nuevas instituciones que intenten mediar ante esos problemas o realinear las existentes –como la Dirección General de Desarrollo Fronterizo, creada en el 2000, y la Dirección General de Cooperación Multilateral (parte del MEPyD).
  2. Participar en foros, conferencias bi-laterales o regionales.

Las nuevas o realineadas instituciones tienen toda la buena intención; a pesar de que no cuentan con la autoridad definitiva, al menos promueven la idea de cooperación e intercambio, con especial atención a algunos sectores y mucho más incidentes a nivel macro que los municipios y las asociaciones locales.

La participación en los foros, donde participa la “gente correcta”, es mucho más visible, funciona más de forma ascendente, y sirve para hacer activismo público.

OBSTACULOS

El problema para “trabajo en equipo” no es científico.  Tampoco técnico –bastante colaboración existe ya en algunos sectores.  La raíz es socio-política.  El bagaje histórico pesa, y lo hace de forma desmesurada.  ¿Residuos de la generación post-Trujillo? ¿Accionar contraproducente de la prensa?  Eso y un poquito más (por ejemplo: Noticias SIN censuró todos mis comentarios al artículo de Alicia Ortega).

Pero si obviáramos eso, y pasáramos a la acción, entonces las cuestiones serían otras: ¿quién toma la iniciativa?, ¿de quién es el riesgo?, ¿quién invierte más tiempo, dinero e información?, y visto el complejo de narciso, ¿quién queda mejor parado ante la comunidad internacional?

Hay que estar abierto a discutir los problemas, con conocimiento de causa y también con valentía para velar por el bienestar.

UN MARCO EMERGENTE AL LÍMITE

Empecemos por citar los principios directivos para la colaboración regional* :

  1. Enfocarse en un objetivo convincente
  2. Movilizar e involucrar a las personas “correctas”
  3. Definir los límites regionales según los intereses de las personas
  4. Identificar y categorizar los problemas de forma conjunta
  5. Debatir y tomar decisiones en forma cooperativa
  6. Tomar medidas estratégicas
  7. Ser flexibles y adaptarse con el fin de sostener la colaboración

Según ellos, estos principios fundamentan las soluciones más efectivas, con mayor información y con un apoyo más amplio a la hora de tratar los problemas.

Alguien se puede preguntar cuando se empezó, en algún sector, por el paso 1.  O, también, el 4.  Una búsqueda en la red sobre trabajo conjunto en salud, educación, deporte, apenas da resultado (aclaro que nunca seleccioné la opción “I’m feeling lucky” de Google)

A pesar de esto, aunque sean a nivel presidencial, formales o informales, los acercamientos bilaterales en foros u otros eventos ofrecen oportunidades públicas que, de otra manera, no se darían.  ¡Y qué bueno que se están dando!  De lo contrario las agresiones mediáticas del lado dominicano, creo, serían mayores y más perjudiciales para el bagaje.


Danilo reunido con Martelly y Lemothe, representantes de Haiti.
Foto: Listin Diario
¿COMO DARNOS CUENTA DE LOS PROGRESOS?

Aunque de entrada pueda parecer un tema risible, de alguna forma hay que medirlos para poder justificarse.  Esa medición, no obstante, debe separar procedimientos de resultados.  Esta diferencia nos permite ver más allá de números, de dinero.  Se acerca más a la mediación frente al tenso bagaje socio-político.

¿Encuestas de satisfacción? ¿Encuestas de motivación? ¿Encuestas de intercambio de capacidades?  Hay que valorar las relaciones y la calidad de las mismas para apreciar y rectificar la participación y las oportunidades significativas de debate.

HACIA DONDE ENTONCES…

¿Qué los haitianos toman decisiones que tienen un alto impacto en la economía dominicana?  Ellos tienen el derecho de su soberanía igual que nosotros, que no lloramos tan duro ante el rechazo de las piñas.

Es en este contexto donde hay que reconocer que sólo la planificación bilateral, o incluso la intención de esta, es la única opción para hacer frente a los problemas de forma efectiva, porque los desafíos económicos y sociales entre Haití y la República Dominicana, en creole o español, son un cuento de nunca acabar.

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McKinney y Essington (2006)

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