Encarcelado en una pared


Hace unos días comenté sobre el libro “2666” de Roberto Bolaño y sobre la situación en Ciudad Juárez. Hoy en la tevé volví a ver un reportaje sobre los narco-crímenes que suceden al norte de México. En el reportaje había una madre que lloraba por la pérdida de su hijo, quien fue atacado por supuestos traficantes. La madre acusaba abiertamente a la policía local de estar vinculada con los mafiosos.

El latinoamericano que viaja a Europa o Asia o donde sea puede pensar que se aleja de todo eso, de la corrupción que embriaga los políticos, de las impurezas de nuestras sociedades. De mi pedazo de isla leo las noticias pensando que encontraré cosas alegres, pero los medios de comunicación se hicieron más para lo malo que para lo bueno, y por ello siempre veo que Figueroa y los otros nosequienes siguen en la portada como estrellas.

Sobre una de esas aceras en Gante cuyas piedras siguen la textura de las teclas de un piano, altas y bajas, me encontré en una pared el graffiti de arriba adornado con unas palabras en español, y pensé que allí en Gante también hay guerrillas entre bandas. No quise ni pensar mucho en el asunto y decidí ver el dibujo como un simple diablo con barba, un diablo con barba encarcelado en una pared por siempre, sin ligas al mundo exterior, al mundo en movimiento. Sin embargo sé que no es así, y que hay que cuidarse porque en este mundo hay gente buena, pero también hay gente mala, con ojos rojos ensangrentados, que quiere comer o ahuyentar al próximo como el tiburón al pulpo en el segundo graffiti.

Comentarios

Anónimo dijo…
En el mundo hay mentiras y falsedades,
hechos, verdades y casualidades,
hay mentalidades horizontales,
verticales y diagonales.

Derrotas y fracasos accidentales,
medallas, trofeos y copas mundiales,
en el mundo hay vitaminas y proteínas,
marihuana, éxtasis y cocaína.
Tulio Mateo dijo…
En el mundo hay mucha gente,
pero pero pero...
no hay nadie como tú!

Mano, gracias por el comentario..
esa canción me gusta mucho,
y lo de las mentalidades en todas direcciones, hasta curvas, y lo de fracasos accidentales, son cosas con las que hay que vivir.

Leí recientemente que las consecuencias de nuestras acciones caen como de un cuentagotas y que se extienden hasta más allá de nosotros, y que eso en cierto modo nos da perennidad en el mundo.

Cocorote, no ha pasado nada nuevo donde trabajas?

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