El rol de las ONG en el desarrollo urbano: el caso de "Ecobarrio Haina"

Las ONG, igual que muchas otras organizaciones sociales, han sido apreciadas históricamente como torres de cristal, como enclaves en medio de la maraña política del país.  En la actualidad, en parte por los compromisos internacionales del gobierno, su participación es mayor en ciertos sectores y, consecuentemente, son mejor valoradas por su compromiso con la “agenda de desarrollo nacional”.

Asimismo, y por las deficiencias del sistema político-gubernamental, algunas ONG invierten en servicios comunitarios más del doble que los ayuntamientos en una misma zona.  A pesar de la dureza de estos datos, no queda duda que el impacto y el retorno en las comunidades es mayor cuando se involucran líderes de todo tipo.

Para ser más específicos, citamos el caso de la Fundación Jibijoa y el proyecto “Ecobarrio Haina”, en la zona de Bella Vista, en el Municipio de Haina, Provincia San Cristóbal.

Ecobarrio Haina
El centro poblacional del municipio, quizás, más importante para el D.N. es Haina.  Este asentamiento está rodeado de cañadas, calles, industrias, puestos militares, mercados e instituciones de servicio.  Es, sin duda, un área con grandes deficiencias económicas y sociales.


El proyecto de “Ecobarrio Haina” desarrollado por Fundación Jibijoa está transformando la zona vulnerable de Bella Vista en un barrio de uso mixto con una mejor proyección de solución de infraestructura -agua, saneamiento, energía.  Mediante un ejercicio “semilla” de cohesión social, con el apoyo de la ONG, la comunidad se ha organizado para discutir objetivos de mejoría esperados y presentar sus ideas a los profesionales voluntarios.

Precisamente el proyecto no hubiera sido posible sin la colaboración de jóvenes arquitectos, ingenieros y otros, voluntarios de varias disciplinas.  Estos han llevado las ideas de la comunidad al nivel técnico adecuado para presentarlo (incluyendo el levantamiento de base y la compleja fase de diseño) y obtener fondos de realización.

Irónicamente, aunque el gobierno local está informado, casi todas las personas involucradas reconocen su ausencia en el éxito obtenido hasta ahora.  Aun después de que algunos éxitos se han conseguido (como ganando el Segundo Concurso Internacional de Proyectos de Desarrollo Urbano e Inclusion Social) y decenas de reuniones se han organizado, el ayuntamiento y otras instituciones permanecen escépticas, como si esperaran su paso a una mayor escala.

A pesar de que los primeros pasos se están dando, quedan muchos otros retos, como por ejemplo, la titularidad de la tierra, la colaboración y conexión a redes existentes; pero, mientras, se sientan las bases mediante el trabajo, a través de un consejo comunitario que, apoyado y fuertemente motivado por la Fundación, vela por los renovados valores y los derechos de sus ciudadanos.



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