Las Aguilas

La carretera estaba viva. Seca y viva, con vehículos que circulaban como glóbulos por las venas varicosas de la región suroeste de la República Dominicana. Nosotros éramos uno de esos glóbulos rojos, expectantes y ansiosos por disfrutar de un pueblo, una playa, una buena cerveza refrescante y una buena vista.

Con los inconvenientes que un vehículo a gas puede dar llegamos a Barahona, un pueblo conocido pero que me sorprendía otra vez, tanto por la buena condición de sus carreteras, por el tricolor paisaje verde-arena-mar y por la gente que se reune en el malecón, en los colmadones, en los frentes de las casas, en las calles.

Sin embargo el éxtasis del viaje no se conseguía en el pueblo. El clímax llegaría en Bahía de las Águilas, hacia Pedernales, en el parque nacional Jaragua, un paraíso como otros que se esconden en R. Dominicana.

Para mi ansia de ver una playa espectacular, esta no dejó de afectar positivamente mis sentidos.

Las casas para guardaparques me recordaron un viejo proyecto para isla Saona. Las casas estaban construidas en materiales locales y en condiciones impecables. El bloque de baños públicos también me sorprendió por su arquitectura sencilla y con menos tradicionalismo que las típicas casas coloreadas. Lo pintoresco de los restaurantes y chinchorros quedó enmarcado entre el farallón y el agua azul.

Fue ese farallón el que sirvió de telón para nuestra llegada a la gruesa línea que dibuja la arena blanca en la bahía.

Es una playa sin palmeras. Como si fuera la versión “jabá” de Bayahibe o isla Saona. Una playa salvaje.

El acceso a este paraíso debe mantenerse como está, limitado para un uso limpio, sin daños a la naturaleza. Las malinterpretaciones de la ley deben perecer, como otras veces ha pasado, en sus primeros intentos, e irse a compartir tumba con Balaguer, Bosch y Peña Gómez.

En fin, el viaje fue un reencuentro con el agua de mar, con el viento que deja la sal en la piel y narices, con el calor agobiante, con la dominicanidad, con el propio ser.

Comentarios

Ana Mateo dijo…
Que envidia verte tan bien en esa foto...

Lo bueno, a parte de eso, es darme cuenta de que nuestras playas, y he visto unas cuantas en los últimos meses, siguen siendo de las más bonitas...
Tulio Mateo dijo…
ay cañajo!
y por qué los gringos van?
:-)
Ana Mateo dijo…
Por lo mismo que fui yo? Para conocer? Porque queda más cerca? Que se yo! Miles de cosas!! Cada quien tiene sus gustos..

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