Arquitecto de tres sombreros


Hace siete años atrás me preguntaron cuál era mi profesión o qué hacía.  Mi respuesta: “hago felices a niños y mujeres”.  Bastante espontánea, ¿no?  Fue una respuesta que provocó risas y rompió el hielo de forma natural –hice amigos instantáneamente.  Fue una introducción perfecta, mucho más original que simplemente decir “arquitecto”.

Cuando me hicieron la pregunta, trabajaba para una organización con enfoque en niños y mujeres en Ruanda.  Construíamos escuelas y centros médicos para que niños y niñas pudieran estudiar, y para que las madres o futuras madres pudieran atenderse, ante la falta de los mismos.  Aunque tenía un componente técnico, mi trabajo era realmente de facilitador; era lograr que se dieran las relaciones necesarias para que el proyecto se completara –relaciones con las autoridades, con los técnicos, con las compañías y demás.  Con el tiempo he seguido haciendo lo mismo en diferentes países y otros proyectos.

Kiziba Primary School, una de las escuelas que construimos en el distrito de Nyamasheke.  Foto de Diciembre 2010
Liz Ogbu es también una arquitecta que no diseña edificios.  Según ella misma dice, diseña “Oportunidades de Impacto”, y en su presentación habla de los tres sombreros que tiene para trabajar: de ciudadana experta, de narradora, y de traductora.  Al escucharla nos damos cuenta que con cualquiera que use, su intención no es invadir, más bien es facilitar el camino hacia el impacto deseado.

De su breve ponencia, quiero destacar como ella potencia resultados a través de escucha atenta, miradas constructivas, retadoras discusiones, soluciones atentas, y gratas sonrisas.  Su trabajo es más íntimo, y a su vez más amplio que trazar líneas.  Podríamos decir que es borrar líneas y barreras.

Mi experiencia me dice que la “espiritualidad” de esos procesos genera por sí misma la energía para el éxito.  Claro, habrá excepciones, pero concuerdo con Liz que debemos creer en una colectividad provechosa y trabajar inteligentemente por ello.  Por eso, si me preguntan hoy a qué me dedico, diría que soy un “arquitecto de tres sombreros”.



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