Soporte para las instituciones locales?

La descentralización del gobierno en la República Dominicana es un sueño que debemos apoyar paulatinamente a fin de transformar nuestro futuro como nación en los próximos 20 años.

En el año 2007, se creó una ley de descentralización de gobierno: Ley 176-07. En estos días leí el artículo periodístico (de por sí, con una falta en el título) que reportaba la creación, por parte del Gobierno Central dominicano, de un reglamento general que guiaría las acciones de municipios. Como bien dice el redactor, esa iniciativa no aplica con la ley porque el poder podría seguir bajo la sombrilla de ministros y demás capos de rango nacional.

En mi experiencia reciente he visto cómo un país pobre y de menor capacidad humana que el nuestro, Rwanda, ha iniciado un cambio hacia la decentralización. No es nada fácil, y la falta de capacidad e iniciativa individual son grandes riesgos, pero con una firme decisión los municipios se ven obligados a formarse, a compactarse de modo que puedan funcionar. Es un proceso de desarrollo, y eso toma tiempo (o es que los europeos lo hicieron de un ramplimaso?)

Las instituciones locales crecen en modo horizontal, más que en el tradicional sentido vertical al que estamos acostumbrados, y creer sinceramente que eso puede suceder me hace repudiar más la corrupción de alto y bajo nivel.

La planificación a la que estamos acostumbrados es distanciada de los intereses de los municipios, de sus habitantes. Sí, aprendí mucho al trabajar en eso, sobre el proceso de como hacer y no hacer las cosas. Pero también recuerdo cómo en la Liga Municipal Dominicana me cobraban una “payola” para aprobar un proyecto que no tenía nada de incorrecto.

En los municipios también se cobra esa “payola”, pero la posibilidad de tener mejor control en un futuro es una gran ventaja. Entonces, sí lo hacen, estarán sujetos a real responsabilidad, y no porque se estén muriendo de hambre porque el gobierno no suelta los chelitos.

Es un tema de empoderamiento, tal como lo dice el título del reporte del PNUD, que de tomarse en serio podría terminar con el caudillismo presidencial, y finalmente reducir nuestro repudio y asco por la política actual.

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Durante un viaje al distrito de Nyaruguru, en Rwanda, me encontré con este personaje justo en la entrada del Ayuntamiento. Me viene con usar la imagen porque creo que la muleta de los ayuntamientos es actualmente inmensa -mejor dicho es una silla de rueda, pero con el tiempo se puede ir haciendo más pequeña, más pequeña, hasta que no se necesite más.

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